El pollo proporciona proteínas, minerales y vitaminas A, B y C
El pollo está en el tercer nivel de la pirámide alimenticia y es indispensable en la dieta de toda persona. Por sus múltiples beneficios, es importante consumirlo en mayor cantidad que la carne de res o de cerdo. Al contener poca grasa, los médicos lo recomiendan para las personas que se recuperan de alguna enfermedad o desean bajar de peso. Y es recomendable para niños y jóvenes.
Según Gabriela Iturralde, médico nutricionista, éste es uno de los productos cárnicos más saludables porque contiene proteínas; minerales como hierro, fósforo, magnesio, sodio, potasio, cinc, y vitaminas del grupo A, B y C. Además, hay partes del pollo como el hígado que contiene ácido fólico, que es una de las vitaminas del grupo B que necesitan las mujeres embarazadas, para prevenir daños cerebrales en sus hijos, y quienes están dando de lactar.
En la casa de Alejandra Delgado, madre de tres pequeñas, nunca falta el pollo en su congelador. “Desde pequeña, mi familia me enseñó que este tipo de carne blanca era la más sana. Además, durante cada embarazo lo consumía hasta cuatro veces por semana. Actualmente, por sus beneficios y su precio económico, lo comemos cinco veces por semana”.
La nutricionista Lorena Miranda señala que las proteínas del pollo ayudan en la construcción, mantenimiento y reparación de los tejidos de la piel y de los órganos internos como el corazón y los riñones. Sus nutrientes funcionan como defensas naturales contra las enfermedades e intervienen en el crecimiento y desarrollo del niño, y contribuyen al buen funcionamiento de los sistemas respiratorio, nervioso y cardiovascular.
Iturralde también manifiesta que el hierro, el cinc y las vitaminas actúan en la contracción muscular y en la transmisión de impulsos nerviosos, así como en la formación y mantenimiento de huesos y dientes sanos.
“Aunque el pollo tiene un bajo contenido de grasa, ésta es suficiente para trabajar, jugar y desarrollar las actividades diarias con energía”.
Según las nutricionistas, el pollo puede ser consumido todos los días porque no tiene partes que sean perjudiciales para la salud. Pero las personas que tienen un nivel alto de colesterol, obesidad o problemas cardíacos no deben consumir las menudencias, ni la piel. “Cada 30 gramos de pollo con piel tiene siete gramos más de grasa”, agrega Iturralde.
La parte del pollo que menos grasa tiene es la pechuga. En 100 gramos están contenidas 185 calorías y nueve gramos de grasa. En cambio la carne que proviene del ala y de la pierna tiene 215calorias y 13 gramos de grasa.
Para Miranda es recomendable que un niño de tres a cinco años consuma 28 gramos de pollo, los adolescentes, 58, y un adulto hasta 120, que corresponde a una presa de pollo como una pierna, un ala o una pechuga.
Asimismo, es preferible consumir aves de corral porque éstas se alimentan con grano y su carne es más sabrosa y tiene menos grasa.
Y a pesar de que el pollo es nutritivo, no es beneficioso si se ingiere brosterizado o frito porque está mezclado con aceites que contiene grasas saturadas. “No es adecuado comer en los locales de comidas rápidas. Sólo las personas que no tienen problemas en su salud pueden ingerirlo, pero una vez al mes”.
A la hora de elegir un pollo los consumidores deben fijarse que la carne tenga un color uniforme, blanco o ligeramente amarillento, y que no tenga manchas en la piel o el cuello. “Ese es un indicativo de que el producto no está fresco”, señala Iturralde.
Además, para que se conserve, éste debe permanecer en congelación (menos de 18 grados centígrados). De esta manera puede durar hasta un año. En refrigeración dura máximo tres días. Una vez que un pollo se descongela no se debe volver a helar.
El consumo del pollo
Es uno de los alimentos cárnicos más económicos. En los restaurantes un pollo entero asado vale desde ocho dólares y rinde hasta para ocho personas. En los supermercados de Guayaquil la libra cuesta un dólar.
El chef del Bankers Club de Guayaquil, Lucio Morales, recomienda que para una correcta nutrición, es preferible elegir la pechuga. Ésta debe de combinarse con legumbres, hortalizas, leguminosas y carbohidratos, como el fideo, el arroz y la Papa.
Para aquellos a quienes no les agrada el pollo, los nutricionistas señalan que pueden colocarle aderezos como jengibre, vinagre, limón, naranja, champiñones, albahaca, apio y mostaza, para que cambie su sabor.
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