23/2/17

Nutrición en la nueva madre [23-2-17]


Nutrición en la nueva madre

La nutrición es la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Su calidad es determinante para el óptimo funcionamiento y salud de nuestro cuerpo.

Los aspectos básicos de una dieta son los mismos sin importar el grupo etario; sin embargo, las necesidades nutrimentales de cada individuo cambian de acuerdo con la edad, condición fisiológica y/o enfermedad subyacente.

En el caso la mujer, el embarazo es una de las etapas en las cuales se producen una serie de cambios fisiológicos que obligan a prestar mayor atención a la dieta, no se puede caer en ninguno de los dos extremos, por un lado la desnutrición materna, tanto pregestacional (antes del embarazo) como gestacional (durante el embarazo) simboliza graves consecuencias para el neonato, debido a la elevada incidencia de peso bajo al nacer, infertilidad, abortos espontáneos, incrementa la mortalidad, retraso o detención del crecimiento entre otros. De igual manera, una madre con una obesidad desarrollada previo al embarazo, o durante la gestación aumenta los riesgos de muerte prematura, alteraciones en el trabajo de parto, así como hipertensión arterial, preclampsia, diabetes, triglicéridos y colesterol elevados.

Controlar la alimentación en el embarazo no quiere decir limitarla exageradamente para no perder la figura, o hacerlo en exceso, “comer por dos personas”, con la intención de obtener un buen desarrollo del feto. No hay duda de que es indispensable que se origine un aumento del peso corporal, pero este debe venir en función de lo requerido, sin excesos ni carencias. El incremento ponderal óptimo se relaciona con un crecimiento fetal adecuado. 11,5 -16 kg para una mujer cuyo condición nutricional sea normal, 12,4 a 18 kg si la madre está desnutrida y de 7-11,5 si la gestante padece de una obesidad.

Los requerimientos energéticos durante el embarazo deben satisfacer las necesidades tanto de la madre como del producto de la gestación, esta energía proviene de nutrientes esenciales como carbohidratos y grasas, mientras que las proteínas forman tejidos y órganos. Durante los 9 meses de gestación se requieren aproximadamente 80.000 Kcal adicionales, divididas en 250 días que dura el embarazo, equivale a 320 cal /día después del primer trimestre.


Nutrientes esenciales:

Calcio: Se recomienda una ingesta de calcio de 1.200 mg/día. Su ingesta se puede cubrir con 4 raciones diarias de lácteos (leche, yogurt, queso o cuajada). Esta cantidad provee el  suficiente calcio, para lograr un desarrollo fetal normal, sin tener que utilizar las reservas óseas maternas.

Cereales integrales, leguminosas (granos) y vegetales verdes son otra importante fuente de calcio. Debe evitar el consumo de café, tabaco y alcohol, sustancias que interfieren en el metabolismo del calcio.

Hierro: En promedio, durante el segundo y tercer trimestres son necesarios cerca de 5,6 mg de hierro por día, es decir 4 veces más que en mujeres no embarazadas.

  1. Aporte de hierro dietario: ingesta de alimentos fuentes del mineral, que incluya alimentos facilitadores (fuentes de vitamina C y A) y evitar el consumo de alimentos inhibidores de su absorción (café, té, bebidas carbonatadas).
  2. Alimentos fortificados: como la harina de maíz precocida y otros, junto con el consumo de alimentos fortificados especiales para embarazadas.
  3. Suplementación: en las embarazadas, la norma recomienda para prevenir la deficiencia de hierro, sulfato ferroso a una dosis de 60 mg por día 2 veces por semana desde el inicio del embarazo.

Ácido fólico: Las principales fuentes alimentarias de ácido fólico son las vísceras, sobre todo hígado y riñón, carne de res o de ternera, huevos, vegetales, en especial los de hojas verdes (brócoli, espinaca, berros, vainitas, etcétera), leguminosas, cereales integrales, nueces y productos de trigo entero. El organismo aprovecha 50% del ácido fólico de los alimentos, en consecuencia, solo la mitad del folato en forma natural alcanza los tejidos. Es muy difícil cubrir el requerimiento solamente con alimentación. Las mujeres embarazadas deben suplementarse con 5mg diarios de ácido fólico.

Ejercicio y embarazo: Omitir el ejercicio es un error que cometen muchas mujeres al quedar en estado, perciben esta condición meramente fisiológica como una causa que limita su normal desenvolvimiento.

La actividad física, conocida como el conjunto de movimientos del cuerpo en el cual se obtiene como resultado un gasto de energía mayor, tiene resultados maravillosos durante la gestación. Mejora el estado de ánimo, disminuye dolores y molestias típicos del embarazo, prepara para el parto, mejora la resistencia, ejercita el corazón, mantiene el cuerpo flexible, controla el aumento de peso y acondiciona la musculatura sin que esto represente un esfuerzo exagerado. Caminar, bailar, nadar, hacer yoga y hasta ejercicios con pesas (baja intensidad) son disciplinas que significan grandes beneficios a la salud de la gestante y del feto.

Según The American Collage of Obtetricians and Gynecologists, las mujeres que practican alguna actividad física y se encuentran en buen estado físico antes de la gestación, pueden continuar con su práctica durante el embarazo sin riesgo alguno.

Recomendaciones nutricionales

  • Asegúrese de aportar la energía para satisfacer los requerimientos energéticos y nutrimentales diarios.
  • Se recomienda una alimentación equilibrada. En ningún caso siga dietas estrictas, regímenes desequilibrados. (Aunque la embarazada tenga sobrepeso u obesidad).
  • Fraccione el total de calorías a lo largo del día (4-5 tomas), con variedad de alimentos.
  • Utilice técnicas de cocción sanas y ligeras (hervido, vapor, plancha) evitando el exceso de grasas (fritura).
  • Ciertas vitaminas y minerales como ácido fólico, hierro, calcio, se incrementan durante el embarazo. Para cubrirlas, es necesario la suplementación exógena. (pastillas)
  • Una dieta saludable se basa fundamentalmente en aumentar el consumo de cereales integrales, frutas, verduras, tubérculos, hortalizas y legumbres, a la vez que se reducen los aceites y grasas de origen animal (embutido, carnes grasas, lácteos enteros).
  • Elimine el alcohol y cigarrillos.
  • Limite el consumo de cafeína máximo a 300 mg/día.
  • Evite el sedentarismo.
  • En lugar de azúcar opte por edulcorantes. La hoja de estevia es la mejor elección.
  • Evite preparaciones con mucha salsas o condimentos
  • Elimine los líquidos con las comidas, puede desencadenar vómitos.
  • Elimine alimentos que originan acidez, picantes, frituras, chocolate y cafeína.
  • Aumente el consumo de alimentos ricos en fibras.

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