11/2/16

Los antioxidantes ¿Mito o realidad? [11-2-16]


Los antioxidantes ¿Mito o realidad?

Determinados círculos científicos consideran los productos antioxidantes una moda de la dieta o algo de importancia secundaria a la hora de valorar su empleo en la prevención o terapia de diversas enfermedades.

Otros les atribuyen a veces propiedades "milagrosas", que sobrepasan sus beneficios como suplementos nutricionales, a lo cual contribuyen las campañas publicitarias desproporcionadas de compañías más interesadas en las ganancias que en el posible efecto de los mismos.

Contra ese mito crece cada día una realidad con la demostración de la utilidad de los antioxidantes en un número cada vez mayor de enfermedades, sobre todo crónicas, o de origen neurovegetativo.

Quizás los productos más reconocidos dentro de ese grupo sean las vitaminas C, E, y A, al extremo de que cientos de formulaciones circulan en el mercado internacional con la incorporación de alguna o de todas estas vitaminas.

Más allá de sus probados beneficios, investigaciones realizadas en la última década demuestran que las vitaminas C y E pueden ejercer un efecto contrario y dañar la salud del ser humano si se ingieren en dosis muy elevadas al favorecer los procesos oxidativos en el organismo.

Ello ocurre, entre otras razones, porque se afecta el equilibrio que existe entre el efecto antioxidante y el prooxidante, produciéndose así el llamado estrés oxidativo, como resultado del incremento de especies químicas muy agresivas denominadas radicales libres.

Dicho fenómeno tiene un carácter muy complejo y también puede aparecer por los denominados estrés ambiental (contaminación atmósferica y acuática, radiación solar), nutricional (excesivo consumo de grasa animal, alimentos enlatados), tóxicos (tabaquismo, alcoholismo), fisiológico, asociado fundamentalmente a enfermedades crónicas, y genético.

Mientras mayor sea el grado de cualquiera de los tipos de estrés mencionados, mayor será el estrés oxidativo y el desbalance del sistema antioxidante-prooxidante, que tiene estrecha relación con muchos desórdenes del cuerpo humano.

A muchos extractos de productos naturales se les han atribuido propiedades antioxidantes muy potentes.

Ejemplo de ello son los extractos de uña de gato (Uncaria tormentosa), semilla de uva (Vitis vinifera), y la corteza de mango (Mangífera indica), este último de origen cubano, los cuales han demostrado efectos beneficiosos sobre el hombre, en particular cuando se emplean con carácter profiláctico, sin dejar de reconocer su utilidad terapéutica.

Los estudios preclínicos y clínicos realizados en nuestro país con el extracto de mango, conocido como Vimang, reportan que este puede tener beneficios similares o superiores al de las vitaminas C y E, sin que exista un efecto prooxidante significativo.

Así, en pacientes seropositivos del VIH-SIDA, y personas de la tercera edad, la administración diaria de 6 a 3 tabletas de Vimang durante 180 ó 60 días, respectivamente, fue capaz de estabilizar los indicadores del estrés oxidativo hasta alcanzar valores similares al de los sujetos utilizados como grupo de controles de los ensayos seronegativos o jóvenes, según el caso.

De forma general, los participantes experimentaron una sensible mejoría en diversos indicadores de la calidad de vida, incluida una mayor disposición para la actividad física.

También en un estudio clínico desarrollado en 21 consultorios del médico de la familia en el capitalino reparto San Agustín, municipio de La Lisa, se pudo comprobar la eficacia de la crema Vimang en enfermedades inflamatorias y dolorosas de la piel.

Surgido a lo largo de más de 30 años de práctica etnomédica del capitán de fragata Eleuterio Páez Betancourt, el Vimang es fruto de la labor de un colectivo de investigadores del Centro de Química Farmaceútica y casi 30 instituciones científicas y productivas del Polo Científico del Oeste de La Habana, y mereció uno de los Premios Nacionales otorgados por la Academia de Ciencias de Cuba a los resultados destacados del 2004.

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