Ni el pan engorda ni el vino, bebido con moderación, perjudica la salud. Un grupo de científicos ha presentado en el Congreso Internacional de la Dieta Mediterránea un cambio en la pirámide alimenticia tradicional. Se quiere frenar a toda costa que la comida basura siga comiéndole a bocados terreno de la dieta mediterránea. La única que, según todos los expertos, puede prolongar la vida de los seres humanos con buena salud.
Los científicos reunidos en la última cumbre, que se celebró en Barcelona los días 24 y 25 de marzo, se centraron en analizar cómo repercuten los alimentos de la dieta mediterránea en el organismo. Francisco Sensat, vicepresidente de la Fundación Dieta Mediterránea, cuenta que se abordó la necesidad de potenciar la variedad de alimentos, de que se tiene que consumir más vegetales, tanto frutas como verduras, de distinto sabor y diferente textura.
Las administraciones, tanto la central como las autonómicas, son muy conscientes de que el Sistema Nacional de Salud (SNS) no puede sostener los problemas de salud que tendrán de adultos los niños actuales. La comida basura es pan para hoy, hambre para mañana. Conscientes de este problema a medio y largo plazo, los científicos advertían de que “a base de una buena educación, los niños aprenden hábitos”. En esta línea, el cardiólogo Valentín Fuster presentó la semana pasada el libro Monstruos Supersanos (Planeta), un libro infantil en el que el Monstruo de las Galletas, Elmo, Coco, Epi, Blas y todos los amigos de Barrio Sésamo enseñan a los pequeñoslos hábitos saludables. Un libro para ser leído en voz alta, en clase, o en voz baja, en la cama. “Es un libro monstruosamente útil, porque los buenos hábitos en alimentación, actividad física e higiene deben adquirirse cuanto antes mejor”.
Se ha comprobado además que cuando los padres involucran a los hijos en la participación y preparación de los platos "los niños se comen absolutamente todo", reconoce Sensat. Así que éste sería un buen hábito para anotar. Los expertos también piden a los hosteleros que ofrezcan diariamente un menú basado en dieta mediterránea al mismo precio que el que se oferte en el día. "En alimentación es mejor prevenir que curar", recalcan los expertos.
Como ejemplo de los beneficios que aportan los alimentos de la cesta de la dieta mediterránea, el congreso destacó que el aceite de oliva puede frenar la progresión del cáncer de mama. “Una dieta inadecuada, cargada de alimentos preparados en los que predominan determinadas grasas, podría incidir en la progresión de este tipo de cáncer”, criticaron. Otros estudios demuestran cómo este producto podría ser eficaz contra las úlceras de estómago (concretamente para luchar contra la bacteria que las produce) y prevenir las enfermedades cardiovasculares (por su alto contenido en antioxidantes).
Alimentos de temporada y del entorno
Todos los expertos aconsejan menos cantidad de alimentos y más variedad. A la hora de elegir, mejor los de temporada, “y, a ser posible, del entorno”. También hablaban de intentar que el consumo de vegetales, tanto frutas como verduras, sean de distinto sabor y diferente textura. Y, a ser posible, tengan diferentes colores.
Más consejos para potenciar una dieta saludable: practicar regularmente alguna actividad física y socializar las comidas en su orientación al consumo de tres grupos de alimentos: cereales, verduras y frutas. Se introduce por primera vez en la dieta mediterránea especias, hierbas y condimentos, así como beber seis vasos de agua al día. Otro toque de atención de los expertos es intentar reducir ligeramente la cantidad por ración para conseguir un menor gasto calórico.
El resto de elementos sigue un patrón similar: tomar frutas y verduras de una a dos raciones por comida, así como carbohidratos. También una o dos raciones a elegir entre pan, pasta, arroz… preferentemente integrales. Todos los días se recomienda tomar entre una y dos raciones de frutos secos, semillas o aceitunas; entre dos y tres raciones de derivados lácteos y entre tres y cuatro raciones de aceite de oliva. La cantidad que se desee de hierbas aromáticas, especias, ajo y cebolla, siempre que no tengan sal añadida.
Niños con sobrepeso, futuros obesos
Dietistas, médicos, científicos y expertos llevan tiempo llamando la atención a los ciudadanos: menos hamburguesa y más verduras. Según la Encuesta Nacional de Salud, un 37,8% de adultos sufre sobrepeso y un 15% obesidad. Los niños cada día están más gordos. Gregorio Varela, presidente de la Federación Española de Nutrición (FEN), ya criticó el orden de preferencia del español a la hora de hacer la compra: “Se deja llevar, por este orden, por la relación tamaño-precio; la duración del alimento; el fácil preparado y, en quinto lugar, por los alimentos saludables”. Aunque todas las encuestas recojan que la salud importa, las estadísticas recogen que “preferimos un dos por uno a un producto saludable”.
Sin embargo, los propios españoles se quejaban hace unos meses de que llenar la cesta de la compra con productos sanos cuesta más caro. Maira Bes-Rastrollo, investigadora de la Universidad de Navarra, planteaba aplicar una subida de impuestos a la comida basura y subvencionar los productos de la dieta mediterránea.
Es prioritario para todos promover y preservar la dieta mediterránea como estilo de vida saludable, en su concepto más amplio. La obesidad trae consigo una paradoja: se ha generado un negocio en torno a ella que mueve millones de euros y salen directamente del bolsillo de los afectados. Eminentes científicos de todo el mundo han sucumbido al interés por este estilo de vida saludable. Para que nadie pueda afirmar que en casa del herrero, cuchillo de palo.
elconfidencial.com
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