3/5/17

Vitamina K [3-5-17]


Vitamina K

La vitamina K es una vitamina liposoluble, es decir, soluble en grasa. Fue descubierta en Dinamarca y designada como vitamina K por la palabra danesa koagulation.

Las formas naturales de esta vitamina son las filoquinonas. Éstas sustancias están presentes en los alimentos y se designan como vitamina K1. Las menaquinonas o vitamina K2, son producidas por nuestras bacterias intestinales. Por último, la menadiona o vitamina K3, es un compuesto sintético.


¿Cuáles son sus funciones?

La función más reconocida de la vitamina K es la que la relaciona con la coagulación de la sangre, de ahí que se la denomine también “antihemorrágica”. Esta vitamina participa en la formación de varios factores de coagulación, unos componentes proteicos necesarios para que haya una coagulación sanguínea adecuada.

Además, la vitamina K interviene en el metabolismo óseo ya que la osteocalcina, una proteína específica del hueso, requiere de vitamina K para su maduración.


Causas y consecuencias de su deficiencia

La deficiencia de vitamina K no es común en el ser humano. No obstante, esta deficiencia se relaciona con una absorción insuficiente de grasas o lípidos y con la destrucción de la flora intestinal que puede darse como consecuencia de la toma de antibióticos durante largos periodos de tiempo o a consecuencia de ciertos trastornos de salud.

La hemorragia es el signo predominante cuando existe una carencia importante de vitamina K, y en los casos más graves su consecuencia es una anemia que puede causar la muerte. Cuando la deficiencia de esta vitamina es leve, no se producen signos clínicos.

¿Puede causar toxicidad?

No se ha demostrado que las filoquinonas (vitamina K1) y las menaquinonas (vitamina K2) produzcan toxicidad. Sin embargo la menadiona (vitamina K3) sí puede ser tóxica, pues dosis excesivas (cantidades superiores a 1000 veces las recomendadas), pueden causar ictericia (pigmentación amarilla de la piel y las mucosas) en lactantes.


Alimentos en los que abunda

La vitamina K se encuentra principalmente en vegetales de hoja verde como coles de Bruselas, nabos, brócoli, espinacas y lechuga, entre otros.

Los cereales también contienen vitamina K pero en cantidades inferiores, mientras que la carne, los huevos y los lácteos (leche, yogur, queso...) poseen cantidades variables de esta vitamina.


Cantidades necesarias

El requerimiento alimentario recomendado para la vitamina K es de 1 microgramo por kilo de peso y por día. Si bien la mitad de dicha cantidad se consigue gracias a la formación de vitamina K por parte de nuestras bacterias intestinales. Por tanto, una persona de 75 kilos de peso necesitaría 75 microgramos diarios de vitamina K, de los cuales aproximadamente la mitad debieran de proceder de la dieta.
Si se tiene en cuenta que por lo general 100 gramos de vegetales de hoja verde (lechuga, brócoli, coles de Bruselas..) contienen más de 80-100 microgramos de vitamina K, se deduce que no es difícil aportar al organismo las cantidades que necesita de esta vitamina si se lleva a cabo una alimentación equilibrada que incluya cantidades suficientes de todos los grupos de alimentos.

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