2/12/16

El consumo de té puede proteger contra el deterioro y el declive intelectual [2-12-16]


El consumo de té puede proteger contra el deterioro y el declive intelectual

Según un estudio publicado en el número de julio del American Journal of Clinical Nutrition, el consumo regular de té se asoció a unos riesgos más bajos de deterioro cognitivo y de declive intelectual.

El Dr. Ng Tze Pin, MD, PhD, y sus colaboradores de la University of Singapore (Singapur) señalan en su artículo que “las investigaciones de laboratorio sugieren que el té posee efectos neuroprotectores potenciales, pero este extremo no se ha comprobado en humanos. En las últimas décadas, los estudios experimentales y epidemiológicos han asociado el té a una amplia variedad de beneficios para la salud, como la prevención de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la mortalidad. Aunque los hallazgos son algo incoherentes, la mayoría parecen confirmar los efectos favorables del té”.

El objetivo de este estudio era establecer la relación entre el consumo de té y el deterioro cognitivo y el declive intelectual en adultos mayores de 55 años, pertenecientes a la comunidad china e integrados en la cohorte del Singapore Longitudinal Ageing Studies. Se determinó el consumo de té basal, y los participantes completaron el Mini-Examen Cognoscitivo (MEC) al inicio y 1 ó 2 años después.

Los investigadores realizaron un análisis transversal de los datos basales de 2.501 participantes y un análisis longitudinal de los datos de 1.438 participantes intelectualmente sanos, y calcularon las oportunidades relativas (del inglés, odds ratios, u OR) de la asociación mediante modelos de regresión logística corrigiendo los potenciales factores de confusión.

El consumo total de té fue independiente de otros factores de riesgo, y se asoció de forma significativa a una menor prevalencia de deterioro cognitivo, definido como una puntuación menor de 23 en el MEC. Comparadas con las OR para el consumo ocasional o inexistente de té, las OR para los niveles de consumo de té bajo, moderado y alto fueron 0,56 (intervalo de confianza al 95% [IC95%], 0,4-0,78), 0,45 (IC95%, 0,27-0,72) y 0,37 (IC95%, 0,14-0,98), respectivamente (p de la tendencia<0 data-blogger-escaped-br="">
Para el declive intelectual, definido como un descenso de la puntuación de 1 ó más puntos en el MEC, las OR correspondientes fueron 0,74 (IC95%, 0,54-1), 0,78 (IC95%, 0,55-1,11) y 0,57 (IC95%, 0,32-1,03), respectivamente (p de la tendencia=0.042). El té negro (fermentado) y el oolong (semifermentado), las dos variedades más consumidas por esta población, tuvieron los efectos más destacados. No se observó una asociación aparente entre el consumo de café y la situación cognitiva.

Los autores del estudio señalan que “el consumo regular de té se asoció a unos riesgos más bajos de deterioro y declive intelectual”.

Las limitaciones de este estudio incluyen posibles factores de confusión residuales no medidos y la dificultad para detectar pequeños efectos sobre el declive intelectual con el MCE.

Los autores del estudio concluyen que “el efecto potencial del consumo de té en la protección contra el declive cognitivo de la vejez tiene gran importancia, dado el rápido envejecimiento de la población y la prevalencia creciente de las demencias vasculares y de tipo Alzheimer. Dado que el té es barato, no tóxico y ampliamente consumido, posee un enorme efecto potencial para promover la salud intelectual y probablemente para retrasar la aparición de la demencia. Se necesitan más estudios para investigar si el consumo de té disminuye el riesgo de padecer demencias vasculares y de tipo Alzheimer”.

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