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Los 7 pecados capitales de la nutrición [2-3-16]

 
Los 7 pecados capitales de la nutrición

ENVIDIA. Preocúpese únicamente por lo que usted come, no por lo que comen los demás. Cada persona es un mundo. Que una dieta le funcione a fulanito, no significa que le vaya a funcionar a menganito. Aprenda a alimentarse en relación a dicha individualidad, escuchando lo que su cuerpo le va diciendo en función de lo que come.

GULA. Quédese con el nombre de estas dos hormonas: leptina y grelina. La primera, producida por el tejido adiposo, inhibe el apetito y acelera el metabolismo; mientras que la segunda, una proteína sintetizada por el aparato digestivo, despierta unas ganas atroces de comer al estimular a nivel hipotalámico la secreción del malvado neuropétpido-Y (NPY). Según la predisposición genética de cada cual, se podrá mantener el peso ideal sin apenas esfuerzo (leptina alta-grelina baja) o, al contrario, dicha misión resultará cuasi imposible (viceversa).

LUJURIA. Algunos dicen que el chocolate es un buen sustituto del sexo, y algo de razón llevan: el chocolate negro posee cantidades importantes de tres sustancias psicoactivas, responsables del bienestar que se experimenta tras su consumo: el triptófano, un aminoácido aromático precursor de la serotonina u "hormona del bienestar"; la célebre feniletilamina, una endorfina que mejora el estado del ánimo y cuyo nivel aumenta exponencialmente en el cerebro cuando nos enamorados; y la anandamida, un neurotransmisor que imita los efectos psicoactivos del THC -tetrahidrocannabinol- presente en el cáñamo, haciéndonos sentir paz y buen rollo... pero sin acabar "viendo pitufos" paseando por el cuarto de estar.

CODICIA. ¿Se le hace la boca agua al pasar por la sección de helados?; ¿o es usted más de bollería francesa? Sea cauto y déjese guiar, más bien, por la cromoterapia de las frutas tropicales, el olorcito de los pescados frescos de la ría y la alegría de la huerta valenciana.

AVARICIA. Cuando se trate de comer, busque calidad en lugar de cantidad. Muchos alimentos baratos pueden ser tan buenos como los caros. Los vinos tintos están cargados de taninos antioxidantes, valga la botella 1 euro ó 50 (sabiendo elegir); el aceite de oliva, siempre verdioscuro; y en cuanto al pescado, elija entre las ofertas de la semana. Comprar bien y barato requiere algo más de tiempo, pero merece la pena.

SOBERBIA. ¿Cree que ha acertado con su compra? Cuidado; antes pregúntese: ¿Dónde están las proteínas, y de que tipo son? ¿Y las fibras? ¿Es esto, eso y aquello que asoma por ahí azúcares refinados? ¿Hay un mínimo de 1/3 en fruta y verdura? ¿Bebe agua mineral, o refrescos con gas?

PEREZA. Existen ciertos individuos que obtienen un placer especial con la ingestión de azúcares, chuches o pasteles, llamados lamineros, los cuales suelen atiborrarse de dulces ante situaciones de estrés, cuando el ánimo decae o en momentos derrotistas ocasionales; en dichos sujetos, comer gominolas, bombones o chuches desencadena una sensación de bienestar tal, que logra aplacar eficazmente angustias para sustituirlas por una buena dosis de euforia y satisfacción, posible efecto mediatizado por la liberación -a nivel cerebral- de péptidos opiáceos o endorfinas varias; desgraciadamente, dicho torbellino de sensaciones placenteras ante el estrés, es exclusivo de personas lamineras.

IRA. Otra vez la báscula le está llamando "obelisco" a la cara, mediante una combinación de indecorosos dígitos. Basta ya. Tire con ese trasto del infierno a la basura. No vale para nada. En cambio, mírese al espejo una vez se haya "enfundao" sus vaqueros favoritos... Et voilá. ¿Quién es la más bella del reino?
 

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